En las fiestas de guardar, llevaba el Marino, hace no tanto, una camiseta con El Jardín de las Delicias de El Bosco estampado en toda la superficie de torso. Con ella tuvo encendidos duelos y sonadas verbenas. Se acercaba cierta gente a preguntar. Las cuestiones más nefandas. Pero siempre terminan llegando unos ojos que brillan sin preguntas. Y esas cosas.
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