lunes, 29 de octubre de 2012

Soy piano



   Si. Soy piano. Nada menos.
   No sé cómo no me había dado cuenta antes.

   Soy piano. Soy canción.
   Soy piedra, papel y tijera.
   Soy pestaña. Y uña y pezuña.
   Soy cuchillo.
   Soy cuchara o tenedor.
   Y a veces rotulador.
   Soy pesebre, soy "birojo".
   Soy la reina de las dunas.

   Soy la diosa del amor.
   Soy piano.
   
   Ya ves, Luis. Que me he levantado Gloria Fuertes. Perdóname. Y que con esta canción se me va un poco la olla. Otra manera de viajar. Y gratis.
   El animalito que perpetra es Peter Broderick y son de esas cosas que te pasan de casualidad. Vamos, que no me acuerdo de cómo llegó a mis oídos. Y lo digo porque ya me gustaría agradecer al que me lo chivó.

   Habrás visto que es otro tipo de canción. Puede acercarse más a lo que llamamos música clásica, que igual mejor decíamos canónica. Te la presento después de dos más poppies sin otro fin que jugar contigo a lo del palo y la zanahoria, no te me vayas a fugar a las primeras.
   No sé cuándo la colgaré en nuestro Gulliver, pero ahora está recién amanecido en Cardeña. Es sábado y el silencio impresiona. Solo muy de vez en cuando pía algún pájaro.


   Hoy, en nuestra sección Si te has quedado con ganas, incluimos la portada de su disco Docile y un vídeo de su canción Below it, entre cinematográfico y simbólico, o qué me sé yo. Que aproveche.




viernes, 26 de octubre de 2012

Astronauta rimador



   Una vez roto el hielo, espero que solventados los problemas técnicos que por mi impericia te impedían un seguimiento adecuado de esta bitácora (incluso retequesolventados, habrá que ir matizando), con el sano objetivo de dar a este asunto del Gulliver cierta continuidad, no solo temporal sino también temática, y en la seguridad de que tu amplitud de miras no se va a amilanar por más que nos vengamos al presente patrio, aprovecho para seguir escribiendo (oficio-oficio) aunque sean unas líneas y cuando se pueda.
   Y ya de paso presentarte otra canción. Esta española, aunque cantada en uno de los dialectos del "estau" (que dicen los nacionalistas).
   No. No me he equivocado al llamarle dialecto ya que del mallorquín se trata. Que viene a ser como el catalán pero rodeado de agua por todas las partes menos por arriba.
   Se entiende casi todo y lo que no se entiende tiene el poder de evocar a mi imaginación. Es decir, que relleno los huecos con lo que venga a meterse en mis escasas sinapsis pseudopoéticas. Táctica que te  recomiendo, aunque solo sea para quitarle prestancia y peso muerto al arte (aunque en este caso sea arte menor, jodida canción popular). Cuando me he despertado dios chiquito, hasta me parece que mejoro el original.

  Y mira si te tengo fe, que ya a la segunda me atrevo a sugerirte un rap. Aunque no sea un rap al uso. Eso sí, es muy bueno para bailar en la intimidad. Prueba, prueba, no me vengas ahora con vergüenzas.



   Son los Antonia Font (Tarea para casa: ¿Por qué se llaman así?)

   SI TE HA SABIDO A POCO


   De este grupo, uno de los más agraciados con mis preferencias hoy en día, he elegido esta canción por aquello de la continuidad temática en lo cósmico. Pero podrían haber entrado otras. Desde Batiscafo Katiuskas (otro viaje, ya ves) a Me sobran palabras, de su último disco, canción-juego de palabras y de amor.
   O todo un himno Wa Yeah!.
   Solo si tu corazón ha sido arrebatado por estos chavales, puedes ver íntegro el concierto que perpetraron en el Teatro de Liceu (con The New Royal Philarmonic Cuatro Quesos Orchestra, nada menos). 

La foto es de cuando retrataba paredes. El graffiti, de gran calidad, creo que es de Belok.

jueves, 25 de octubre de 2012

Odisea espacial

   Sí, Luis.

   Con este títulito de marras, que tiene su aquel de literario y quiere tener su chispa de aventurero de salón, me apetece que iniciemos este viaje por el luminoso País de la Música (pop).
   Y como de viajar se trata, y llevamos en nuestras vidas un buen rato con el Apocalipsis pisándonos los talones, o eso nos andan diciendo, me parece bien traído lo de volar una vez más. Esta vez, como todas, por el espacio y en el tiempo.
   Así que volemos, o por lo menos intentemos aprender a volar. No para huir sino para ser, para seguir siendo nosotros, algo que cada vez nos están poniendo más complicado.

    Viajemos, por lo tanto.

   Dale, Luis, abróchate el cinturón, que salimos pitando para el año 1969.


   Qué curioso. Justo ese año fue la primera vez en la que se envió una misión tripulada a la Luna.
   También de ese año es la primera canción que quiero proponerte. Casi la banda sonora del acontecimiento. Y una de las primeras grandes canciones de mi vida, que todo hay que decirlo. Habla del comandante Tom. Esta redacción ignora si fue uno de  los tripulantes de la Apolo XI.  Tanto da pues lo importante es cómo el comandante lo flipa. Yo también lo hice hace ya tantos años, escuchándola. Sí, claro, no sería en el 69, ya que contaba entonces mi humanidad con 6 tiernos añitos. Pero tampoco sería mucho después. Andaba todavía en mi prehistoria, por decirlo de algún modo y visto el asunto desde el ahora. Catorce, quince años tendría. Me vería, así pues, reflejado en el miedo del pasajero estelar. Y a la vez sobrecogido por tanta y tanta belleza a mi alrededor.



   ¿Puedes oirme, Mayor Tom?, ¿puedes oirme, Mayor Tom?, ¿puedes oirme, Mayor Tom?...

   Oh.

   Se perdió el comandante Tom en los infinitos. La Tierra es azul y no hay nada que hacer. O no hay que hacer nada. O, seguramente, no hay porqué hacer nada.