martes, 29 de enero de 2013

Cosas que los nietos deberían saber

   


   Objetivos.   

   Objetivos, ¿cuáles son?

   Objetivos, ¿cómo alcanzarles?

   Objetivos indeseados, evitar.


   Objetivos, ¿existen o son puro espejismo emocional?

   Objetivos irracionales.


   Objetivos, sopesar seriamente la opción de no alcanzarles. Utilizar para ello la inconsciencia y la inconstancia.

   Objetivos, concretar y, si eso, posteriormente, enumerar.


   En el principio fue el silencio. O el leer, en silencio, un libro plagado de locuras de Sterne. Leerlo en silencio pero escuchándote a cada rato. 

   En el principio estaban las ganas de que ciertas canciones te pusieran a ti el cuerpo como a mí me lo ponen. Un viaje a la tontería liliputiense para que no todo fuese tremendos gigantes y otros clásicos de gran tamaño y copiosas ramificaciones.

   Después, no sé el momento, todo se convirtió en pura autobiografía. Traerme al ahora recuerdos que hacía tiempo que llevaban olvidados. Y como me hacía su gracia, pues por ahí que seguí el camino.

   Pero, desde hace poco e irremediablemente, se me ha convertido el Gulliver en el redactor de un manual scout para tiempos tristes. Y no sé si eso... Además, el manual va ilustrado lo que conlleva el peligro probable de convertir nuestra bitácora en el misalito casposo de los ejercicios espirituales de don Isidoro, que nos conminaba a cantar que "en el campamento no queremos ni ursulinas ni merengues". Y claro, de aquellos barros...

   Sigamos siendo buenos, al menos yo. O seamos siguiendo buenos, que parece frase con truco y así, me puedo permitir ciertas travesuras. 



   El tema que hoy te traigo lo he llevado amamantando en mi regazo durante tiempo. Escondido como un secreto. Y es que me daba pena gastarlo, por intentar explicarlo si tal hiciese falta. Es de un perdedor. De un inconsciente e inconstante perdedor, con su buenismo y con su estética. A veces barbudo, siempre alejado de los focos. Un gran compositor.  Su mejor tema es una balada tímida y dulce titulada It's a motherfucker.  Algo así como "es un hijo de la gran puta". Duele mucho más cuando te insultan sin levantar la voz. Pero creo que la canción que más te puede gustar es Novocaine for the soul. Anestesiando el alma para que duela menos.  



      El bueno de Mark Oliver Everett, más conocido con Mr. E, o simplemente E, se sirvió de la música para aguantar la vida después de que su adorada hermana se suicidara y de que a su madre le detectasen un cáncer terminal. Así creó Eels.  Lo explica muy bien en un libro de esos de carretera, titulado así:




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