Jugué unas partidas al futbolín. Jugué muy bien, que lo sé yo, mejor que la media de los días. Así que enseguida me quité la cazadora y la chaqueta. Y aún así sudé de lo lindo. Y como estoy medio pocho me apresuré, una vez terminada (con gran éxito) la competición, a abrigarme no fuese a ser...
Y ahí es cuando se rieron todos. Transpirando como un pollo y tan arropadito, yo.
Y eso, claro, me ha dado que pensar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario