Y así somos los padres, Luis, esa grandeza tenemos, ya que lo más gordo es que el padre sí que había ido al partido. Sí que había sido testigo de esa improbable canasta. De ese momento sublime, inolvidable.
viernes, 4 de septiembre de 2015
Al día siguiente del partido, el padre se levantó con terrible desazón. Y lo primero que hizo fue ir hasta la habitación de la niña y con ella aún a medio despertar, se las pasó una hora larga soltando unos sollozos enormes, rogando mil perdones y jurando no volverlo a hacer.
Y así somos los padres, Luis, esa grandeza tenemos, ya que lo más gordo es que el padre sí que había ido al partido. Sí que había sido testigo de esa improbable canasta. De ese momento sublime, inolvidable.
Y así somos los padres, Luis, esa grandeza tenemos, ya que lo más gordo es que el padre sí que había ido al partido. Sí que había sido testigo de esa improbable canasta. De ese momento sublime, inolvidable.
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