Ya estamos otra vez con la burra a brincos.
Pero qué diablos habrán anidado en los entresijos sinápticos para que el chaval rehuya el encuentro con aquel pasado como si por allí anduviesen sueltas las siete pestes.
Y el muchacho le da vueltas y más vueltas y no logra entender de qué puede tratarse. Y eso al muchacho le da más miedo.
Por lo que (es lo más probable) volverá a enzarzarse en mil patochadas, que ni a cuento viene ni tienen gracia, con tal de...
Pero todo esto, Luis, ¿no te lo he contado ya otras veces?
No hay comentarios:
Publicar un comentario