Por un lado... (hay que acordarse, que tampoco fue hace tanto)...
...salió a oscuras a la cubierta del Proud Mary. Ya ni recuerda (claro) cuál era el problema ni la solución adoptada. Aún falta un trecho para que el gallo despierte pero hacia Levante se deslava el negro del cielo, que empieza a derretirse, o eso adivina el ojo expectante y avizor. Con el velero anclado al fondo (quieto, quieto), la imaginaria baja la guardia por efecto de los días de nula travesía (ay, la molicie del ocio) y del alcohol trasegado tras la cena. El corazón palpitante del recién levantado. Presto, muy presto el Marino, alerta.
Lanza al agua el botecito que suelen usar para acercarse a tierra cuando menguan las provisiones. En pequeño chapuzón le parece un estruendo. Nada, todo duerme. A suave golpe de remo, apenas hincando las palas en la espesa inmensidad del agua, silencioso, de espaldas a esa tierra firme que en breve alcanzará.
Eso por un lado.
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