Creo que fue Ortega el que dijo aquello de que todo esfuerzo inútil conduce a la melancolía.
Ayer te contaba de mis intenciones de realizar un retorno al pasado que cágate tú las prisas. Así como si nada.
Y de veras que lo intenté. Y estuvo bien, pero para un rato. Demasiado fuerte la experiencia.
Ya que una vez que le has cogido el tranquillo al andar con el tiempo a vueltas, para delante y para detrás, te viene la memoria, de propina, con el cuento de que ha alcanzado la ubicuidad, lo que es ya la reoca. Te crees el arcángel San Gabriel. Pero notas tal presión interior, digamos que intercelular, que sí, lo disfrutas pero al poco que no puedes ya con ello. Por excesivo.
Así que la estrategia va a ser seguir como que no nos damos cuenta del embrollo. Como que el inocente Gulliver fuese el que nos vaya a contar todo esto.
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