Las imágenes son como ventanas o incluso agujeros negros, transportadores en el espacio y en el tiempo.
Lo mismo te llevan al Berlín de los 30 que a una cena familiar del mafioso local.
Como también se valen los dibujos, podemos llegar por esas ventanas a las imaginaciones de gente a lo que nos gustaría (o no) conocer.
Yo una vez me asomé a un paisaje marino con chica y de casi que no vuelvo.
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