viernes, 30 de octubre de 2015

Los chicos, a la orilla del río.

   No eran pero que nada nítidas las imágenes que los dos chicos veían en aquella noche oscura, a las orillas de río Pisuerga. Aumentaba la ceguera el contraste con las luces no muy lejanas de las farolas, de los escaparates. Las luces como faros de los coches, que aparecían y se iban. 

   Andaban todavía a vueltas con cómo había de ser la vida. La chica pregonaba que cuanto más mejor. El chico la escuchaba encantado aunque en sus adentros un comecome le arañaba en la barriga. No fuese a ser que de tanto...






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