jueves, 22 de octubre de 2015

Las imágenes

  Las imágenes tienen más predicamento que las canciones entre el público asistente. Muchos preguntan por el truco. Y no hay. Solo que Gulliver tiene un cajonazo de fotos que nunca supo de dónde salieron. Apareció un día el cajón en su camarote. En su despiste, se chocaría contra él con los pies descalzos. Y se cagaría en la puta, claro. 

   Había también filminas. Estas eran todas del mismo autor, eso se notaba con solo mirarlas al trasluz.

   El Marino se sienta a escribir. Nunca sabe qué contará. Anda por ahí un hilo argumental al que asirse bien que mal. 

   Cuando ya lleva un rato le duele un poco la espalda (no, ya no es el muchacho que quiere ser). Entonces se levanta con torpeza y se estira como los galgos (qué buen día de caza). 

   Abre la tapa del cajón de las fotos y elige a voleo la zona donde meter la mano y entresacar  un puñado. 



   Como cree que existía un orden previo en las instantáneas, posiblemente cronológico, intenta, una vez ha optado por una, devolver el resto al mismo lugar. Pero como por su propia presión, una vez sacado el manojo, se han apretado  marciales las filas y no queda rasgo de agujero, el resarcimiento es solo aproximado. 




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