¿Por qué no podían ir paseando como todo el mundo?
Eso le preguntó en cierta ocasión Gulliver a la Gullivera.
No hacía mucho que se conocían, no tanto como para que esos comportamientos hubieran dejado de sorprenderle. Así que fue su curiosidad la que preguntó:
"¿Por qué no podemos ir paseando como todo el mundo, a veces?"
Y es que con tanto ir y venir, se le perdía el hilo de la conversación. Y había que estar muy atento a según qué conversaciones no fuera a, como se decía, mear fuera del tiesto.
Era importante, en aquellos años, no mear fuera del tiesto. Ahora ya no lo es tanto.
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