En tantas cosas pensó, mientras releía en los papeles de sus carpetas... Hasta le dio cierta morriña. Puede deberse al estado de ánimo que ella le produjo, que hasta se entristeció al notar profundo los esfuerzos del muchacho por no fallar últimamente. Por escribir cada día apenas un par de líneas ilegibles. Inconexas. Enseñando indecoroso la maraña de su ser.
Abrió una botella de vino. La primera copa en mucho tiempo. Eligió por ello uno de los mejores ejemplares de su malnutrida bodega. Se arrellanó en el sillón y con los papeles amontonados en la mesa, aunque correctamente ordenados por fecha, fue saltando de aquí para allá.
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