jueves, 26 de septiembre de 2013

Un día cualquiera

   Es un día cualquiera. De entre semana. Quizá un jueves. Después de trabajar he quedado con Pepe a tomar algo. Se nos hacen las tantas y si queremos comer tenemos que darnos maña. Solo encontramos abierto un vegetariano que lleva apenas un par de meses funcionando. Está al lado del Enlosado, en la calle La Merced, que une la Plaza Mayor con el Alcázar. Muy céntrico, así pues. Ya no quedan comensales pero no hemos de rogar mucho para que se avengan a darnos de comer. En la pequeña barrita que tienen nada más entrar está Cuchi tomándose el último botellín antes de irse a casa. Vive apenas a unos metros. Se nos apunta a comer. 

   Sí, ya tardó, ya, la buena de Cuchi en llegar a estos diarios. Francisca Martínez de Pisón, la pequeña de una amplia familia tradicional segoviana. Aunque la estirpe cercana viniese de Aragón. El padre había sido Gobernador Civil de la provincia y había tenido no menos de una docena de hijos e hijas. Cuando ya no esperaban a nadie más llegó la Cuchi. Era así siempre, en su vida. Entre flaca y delgada con el pelo (siempre cortado a lo chicazo) muy fino, rubísimo, casi albino. Donde más se le notaba era en las cejas y en las pestañas. Más en estas, que daban a su rostro un aspecto curioso.

   Era movida la Cuchi. Siempre sonriente. Lagartija de ciudad, amiga de todos, la niña a quien cuidar. Y eso que había salido más relista que  todos sus hermanos. Vaya familia, el que no era yonqui era gilipollas. Cómo tendrían que estar esos padres. Seguro que eran creyentes y le preguntaban a su dios. El padre, que había sido de un fachón exagerado se había convertido en un hombre enfermo, que no rendido, por más que estuviese encadenado a una bombona de oxígeno y a sus frágiles piernas. Y aún así, se gastaba un humor socarrón, propio de su tierra. Ya he contado por aquí que nos echábamos buenas partidas al mus en su casa.

   ¿Lo ves, Luis? Ya me ha pasado lo de siempre, que me he embalao. Y he dejado a esos pobres esperando a que les preparen la mesa donde van a comer. Con el hambre que tienen que tener.






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