Hoy era, sin dudarlo, el día.
Por varios y peregrinos motivos. Ya se le estaban agotando las canciones diarias. Ninguna sociedad produce tanto valor. Y además, tan solo le quedaban unas pocas imágenes con que acompasar sus desvaríos. Ninguna factoría era capaz de habilitar tantos poderíos. De ponerlos a su disposición.
Sí. Tenía el chaval la sensación de haberlo contado ya todo. De que no quedaban agujeritos en la carcoma de la existencia que creosotar, pinchazo a pinchazo. De haber consumido ya los trucos. De haber malgastado las trampas. De haberse vuelto o viejo o perezoso. Si total, para qué.
(continua)
No hay comentarios:
Publicar un comentario