Aunque dan ganas, de nuevo, de no llegar. Y contarte, por ejemplo, que me ha venido un amigo, desesperado, con la peregrina idea de montar una tienda de quesos rallados. "¿Todos rallados?", le he preguntado. Ha asentido con la cabeza, más bien triste. No sé si tendrá aquí el pobre mercado.
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