viernes, 29 de mayo de 2015

   ¿Pero dónde está ese toro que había que coger por los cuernos? A estas alturas. Si ya no sabemos ni qué pinta tiene. 

   Habremos de reconocerle eso sí, por su volumen, su estampa, su negritud y, sobre todo, por no ser habitual en nuestra existencia el hecho de tener que coger a un toro por los cuernos. 

   Y enterarnos ya, de una puta vez.






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