jueves, 21 de mayo de 2015

   Pues sí, Luis. Seguía el Marino haciendo un recuento de los invitados que a su casa alguna vez habían acudido. Y pasados tres días continuaba el muchacho. 

  - ...Y una noche, ya siendo esta bien entrada, llegaron Roldán y Atila, brava pareja pero ambos de maneras delicadas, por más que dijese el vulgo. Y en otra ocasión apareció sin avisar don Ramón del Valle-Inclán con una hierba de la mejor calidad. También estuvo un día Manolo, labriego de campos cercanos. Llegó con mujer e hijas, las tres muy simpáticas. 




  Y seguía y seguía...

   - ...Grata sorpresa supuso la admirable entrada que realizó un australopiteco, chocando suavemente la mano contra  su extensa frente, a modo de saludo. Dijo divertirse pero pronto se recogió con la disculpa de ser largo el camino de vuelta a su casa. Esa noche amenizaba nuestra estancia Óscar con su tamboril de lata. Y para que veas, otro día estuvo Mr. E, que la víspera había triunfado nada menos que el Royal Albert Hall. Ay, qué grande mi amigo Mark.









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