La noche iguala todos los lugares. Les da una pátina de resistencia que igual no tienen. O de rotundidad. No quiero decir con esto que pueda confundirse (acostado el Sol) París con el Moncayo, por ponerte un ejemplo. Nada más faltaba. Lo que quiero explicarte es que ese manto de sombra y atenuados contrastes impregna todos los decorados con un aire de similar composición y materia. Otro tanto, claro, pasa con la lluvia.
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