lunes, 15 de septiembre de 2014

   Tocaría ahora, ya mismo, hoy, rematar la historia del campamento y volver a la corriente madre, desandando este afluente, uno más de los muchos con los que nos vamos encontrando, río arriba, y que navegamos cansinos para demorar más allá de lo posible nuestro destino final. 

   Tocaría contar qué hicieron los manditos del acuartelamiento de muchachos para darles una lección que no olvidarían en sus vidas. Yo, al menos, no la he olvidado.

   Pero en estas se acerca la vida, esa compañera. Nos reclama la vida y, claro, hay que atenderla.

   Estábamos en Ribadesella, en la austera terraza de nuestro alejamiento (me diga, alojamiento), cuando (vía whatsapp, qué maneras) nos llegó la noticia del fallecimiento del padre de un amigo muy amigo. Un amigo de siempre. Por sernos difícil, por la distancia, asistir a su enterramiento, le llamé y estuvimos un rato hablando. 








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