Y así me es difícil precisar cuándo fue nuestra segunda cita. Imaginaremos que las chicas le invitaron a tomar un café a su casa. Que llegó puntual. Que ellas estaban jugando al parchís y le ofrecieron que eligiese pareja. Que ganó la partida. Que quizá le dejaron ganar. Que toda la casa olía a café. A café y a la chicas.
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