No nos acompañó la charra, que era la más grandota. Exámenes cercanos y ahora creo recordar que estudiaba periodismo. ¿Qué extraños mecanismos conformarán la memoria para que funcione de semejante manera?
Bajamos, así pues, los cuatro por las escaleras que desembocaban en la calle Santuario, en pleno centro de mi triángulo de las Bermudas pucelano.
Y ocurrió que, aunque estábamos las tres chicas y yo, o incluso se nos añadiese algún otro conocido, de rato en rato, siempre se daba la circunstancia de que, al poco, nos encontrásemos Michelle y yo un poco apartados del grupo, bebiéndonos nuestras cervezas y hablando y hablando y hablando. De tanto hablar, comentamos la rareza de que se diese tan a menudo tal contingencia. Como que tuviera el azar poco que ver en su consecución. Y fuese más bien que sus compañeras de piso maquinasen tretas para que esta se produjera. Y esa consciencia, claro, hizo que algo allí empezase.
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