Creo haberte hablado de mis nuevos vecinos. Relativamente nuevos, pues ya llevarán viviendo aquí más de un año. Quizá más de dos. Ya sabes que a veces el tiempo se ablanda y mide muy por encima.
Son una familia de gitana y moro, ambos aún muy jóvenes, con dos churumbeles de 8 y 5 añitos y ojos brillantes. Aunque a veces gaste la broma de la bomba que ha de surgir de mezclar semejantes genes, son los mejores vecinos que hemos tenido hasta ahora. Discretos, amables, condescendientes hasta con las ramas de la fotinia que no alcanzo a podar y que se meten casi por una de sus ventanas.
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