Ya sabes cuán en serio se toma la gente romaní el tránsito de esta vida a la otra. Y si no solo tienes que pasarte por cualquier cementerio en cualquier época del año. Hemos tenido el muro del facebook atiborrado de llantos desgarrados, por decirlo de un modo breve. Hasta anteayer no la vimos para darle un abrazo y mostrarle nuestras condolencias. Se ve que era la primera vez que se acercaban al pueblo desde el fallecimiento porque pronto floreció un remolino de personas con nuestras mismas intenciones.
Ya al rato, cuando se deshizo el bullicio, se sentó la pareja en nuestra mesa. Terracita de la cantina del pueblo, con esos cálidos principios de noche tan inopinados que llevamos este verano. Y claro, Mariajosé nos habló de su padre.
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