Recapitula.
¿En qué se ha convertido esto que empezó con unos únicos afanes didácticos, en lo que a la música pop(ular) concierne? Pronto le dio al marinero por contarte sus vajes. De ahí, por calentamiento de boca, era fácil llegar a promesas de relatos sicalípticos, pudorosamente sicalípticos, si se vale la contradicción. Casi un recuento de novias y de amigos. Que le llevaron (y a nosotros con él) a otros lugares, a otros puertos. Miserables súplicas de amor que él nos ha intentado colar como batallas donjuanescas, arrogantes y perdonavidas.
Para salpimentar el preparado final, va metiendo alguna lechuga entre col y col. Lechugas con pinta de postales tinerfeñas o de breves de la más rabiosa actualidad.
Y ahora lo de los sueñitos numerados.
En fin, Luis, paciencia.
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