jueves, 16 de enero de 2014

Sueño 8 (cont.)

   Pero volvamos al sueño aquel, de los cangrejos, que fue impreciso y mezclado, ya que además de la chopera, a la que había que acceder por un intrincado sendero, se unía un aparcamiento por el que no dejaba que llegar e irse gente. Menudo quilombo. Todos venían con sus problemas, te los dejaban allí y se iban tan contentos. Por supuesto que sin hacer caso a tus plegarias de que se quedasen un rato más, hasta que los problemas fuesen encauzados. 

   Ya bastante avanzado el sueño, próximo pues mi despertar (aunque eso entonces no lo sabía), se hizo una especie de paz en el sueño. Me quedé solo con los reteles. Cuando me aburrí, empecé a recorrer el río aguas arriba. Muchas veces saltando de piedra en piedra. Las aguas eran como dicen que son las aguas, cristalinas. Tardé pero al final alcancé el lugar donde había posado sus nasas otro pescador. Resultó ser (cosas que pasan en los sueños) uno que trabaja con nosotros, un ser rastrero, baboso, servil, hablo con conocimiento ya que le conozco desde la niñez. No sé el motivo de que aparezca tanto en mis sueños, siendo así él y no importándome nunca un carajo. 

   Luego llegamos a (¿cómo decirlo?) lo más sueño. Nos encontramos con dos cangrejos. Si, tal cual te cuento. Eran del tamaño de mi perro Tron por lo que sobresalían entre las piedras, al ser el cauce poco profundo. Se movían torpemente, ya que penaban medio envarados. Nos quedamos allí, mirándoles con curiosidad y repugnacia. R empezó a recoger sus aparejos y se fue. Yo no me lo podía creer. Así que también me fui. 

-o-

   La canción de hoy, pese a ser reciente, casi estreno, me retrotrae a tiempos pasados. ¿Será que me recuerda a Cat Stevens?






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