jueves, 21 de agosto de 2014

Apuntes del natural (apunte veraniego)

   Es en esta época estival cuando más me sorprendo arrascándome la espalda en cualquier esquina. 

   Seguramente es porque ahora es cuando el tiempo meteorológico reseca más mi ya de por sí delicada piel. A eso hay que añadir un mayor flujo en las glándulas sudoríparas, de las que, parece ser, estamos  rodeados, y la proliferación de variadas especies de insectos que se alimentan de nosotros (aunque a ínfima escala, eso sí) y al hacerlo provocan el nacimiento de granitos que pican. No ayuda nada el hecho de gustar de andar por la vida vestido únicamente con unas bermudas y sandalia chancleta. 

   Yo antes llegaba perfectamente a rascarme con las uñas de las manos cualquier lugar de la espalda. Ahora, en cambio, bien por la incipiente barriguilla que se me está poniendo que entorpece el necesario giro, bien por el mero trascurrir del tiempo cronológico, que anquilosa, hay a sitios que no llego ni por arriba ni por abajo, lo que, automáticamente, hace que el picor sea mayor. 

   Mis esquinas preferidas son las de las puertas, con ángulos más perfilados que los marcos y no tan ásperas ni frías como las de las calles.











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