viernes, 8 de agosto de 2014

Mercedes inmarcesible

   En la vida de todo chaval que haya vivido (lo confiese o no) existe un criatura casi fantasmal, por lo inaccesible. Se cruza el chaval con dicho ser por cualquier esquina del barrio y sus doce años se ruborizan por completo aunque posea la absoluta seguridad de resultar del todo trasparente para ese ser. Y es que aún así...

   Pelo moreno (casi negro), ojos también oscuros, grandes pero almendrados, lo que aporta al conjunto un aire oriental, exótico. Cuerpo denso, duro, poderoso, sobre todo en las piernas, que mueve con lo que parece ingenuidad y vete tú a saber. Viste como vestían las muchachas entonces. Vaqueros Wrangler o Jesus o Lee. Jersey de cuello alto. Quizá camperas tratadas con sebo de caballo. Las tetas son igual de rotundas que el resto del animal. Con los picos apuntando al frente. Esas ojeras también las tenía entonces. Venían de fábrica. Tiene con ellas una expresión apenas un poco triste. O es solo melancolía. Mas cuando te has parado a observarla en compañía, gasta conversación igual de fácil que sonrisa, que donde más se le nota es en un titilar del brillo de los ojos. 

   Una auténtica pena que, tanto ayer como ahora, fuese un par de años mayor que yo. 









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