"Las chicas" (4)
Así que claro, cuando menos me lo esperaba, llegó a casa Arturo con una aceleración que doblaba en tamaño a la que ya de por sí le caracterizaba. Ríanse ustedes de los tigres enjaulados. No paraba quieto y a punto estuvo un par de ocasiones de subirse por las paredes. Coco, más que preocupada, parecía enojada o mejor asqueada así que hundió la cabeza en sus notas y más notas sobre JRJ para hacer creer que no le veía.
Yo estaría en mi habitación, leyendo, encima de la cama. Seguro que estuve tentado a acercarme a la puerta entreabierta, la quinta vez que pasó como una exhalación por el pasillo.
Al final fue él quién se asomó.
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