Sí, lo que tanto Coco como yo hace tiempo que habíamos sospechado (y tú también, ya) es que Arturituri había quedado con "las chicas" muy entrecomilladamente. Me lo confesó no bien nos hubimos alejado de las afiladas orejas de Coco, no menos de tres manzanas.
La cita era echada la noche, por lo que quedaba media docena larga de horas que llenar, interminables si seguía al lado de aquel monstruito beodo como una vaca. Me inventé un excusa vulgar incluso para mí mismo que me tendría ocupado el resto de la tarde.
Hasta le costó decirme lugar y hora del encuentro.
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