viernes, 24 de abril de 2015




  Allí estuvo un buen rato, Gulliver, reclinado como un efebo sobre la hueca hierba, a la sombra de sauces y alisos. 

   Habremos de obviar gran parte de lo que allí consideró, dado que es nuestra intención aminorar en lo posible las salvedades de este enésimo regreso, dado que es nuestro deber así hacerlo. 

   No podemos olvidar, eso sí, que era hombre de compendios y regresiones. Mencionaremos pues que viajaron sus ideas por pasados lejanos, cubiertos ya por una menuda niebla de olvido. 

   Sí. Siempre unas cosas llevan a otra.

   Se incorporó el muchacho bien satisfecho, con la intención de aligerar el paso.  











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