Y Gulliver se pregunta cómo es que han cambiado las apreciaciones que hacia su Alteza sentía en tan breve espacio de tiempo. Qué condimentos van sazonando la existencia para que lo que ayer era azul y celeste hoy sea triste y marrón. Y mañana vaya usted a saber.
Muchas veces le pillan estos cantares tumbado en cubierta, un poco escorado de la línea de crujía, fisgando el cielo de la noche, plagado de recuerdos. No ha cenado, o lo más una pieza de fruta. La tripulación alarga la sobremesa con fiestas gruesas pero atinadas, tantas aventuras que les es difícil esconderse, a los secretos. Y lo que sabe uno ya lo saben todos.
El Marino les envidia la desidia.
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