miércoles, 21 de mayo de 2014

Un lugar

   Llevo un tiempo pensando que nuestro Gulliver debería tener un lugar al que regresar. Una Ítaca. O la menos un Macondo, un Comala. No sé si tendría forma de aldea o de patria, ignoro también qué clima ponerle y el nombre de la dama que le espera. 

   Las opciones son múltiples. Imaginario o de todos conocido, su ubicación exacta en los atlas, el tamaño de esos (creo que los elegiré grandes y deshojados, de tapa dura muy gastada). Las hechuras de sus moradores y el color de su piel, en qué región plantarlo y si darle maneras de isla. Con ese lugar el Marino tendría sentimientos encontrados. Una mezcla rara que, al parecer, iguala las fuerzas centrífuga y centrípeta, con lo que todo el día anda el chaval acercándose y alejándose. Un sinvivir.

   El nombre sí que lo tengo pero habrás de esperar si quieres conocerlo. No tan largo como Yoknapatawpha, ni mucho menos tan sonoro, pero Gulliver es de buen conformar y de familia tan humilde que no creo que ponga reparos. 









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