Bueno, veamos.
Tenemos a un príncipe desolado porque perdió el anillo que pretendía ofrecer a su amada. Visto con la debida distancia, el problema no parece de gran trascendencia, ni por lo tanto motivada tanta desazón. Aunque ya se sabe que la realeza vive en un plano diferente al resto de los mortales, por más que ellos igual lo sean.
También tenemos un palacio donde habita una muchacha (¿rubia?) que con el príncipe está prometida. Mujer de apreciable corazón, por lo que vamos conociendo.
No hay que olvidar que el príncipe va en polainas.
Tenemos un cielo sobrecogedor, que, a cierta hora, atrae todas las miradas.
Tenemos muy pendientes de todo ello a un grupito de niñas.
Las niñas ovacionan a la abuela cuando esta les ruega con exagerados aspavientos que se tapen los oídos, ya que ahora mismo llega la parte picante del cuento y aún no tienen ellas edad para escuchar según qué cosas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario