Tiempos nuevos, tiempos salvajes.
También esa es otra de las ventajas de nuestro torpe proceder. Cuando no sabes dónde estás, también desconoces qué herramientas utilizar para defenderte, para envilecerte o para agarrar como si tales fuesen salvavidas.
Los tiempos verbales y los tiempos narrativos.
Lo curioso de ello es que, si te pones a pensarlo, sino comprensibles, esos líos que te cuento vienen cargados con un fardo de sinceridad que les hace al menos legibles, inteligibles, importando poco su formas ni las desinencias de los verbos utilizados. Da incluso lo mismo si van en plural o en singulares, en cuarta o en sexta persona, en modo subjuntivo u objetivo, en qué tal conjugación, en qué sustancialidad indicativa.
Empezamos aquí, hace tiempo, ya bastante perdidos. El Mayor Tom nos indicaba que él no abandonaba la nave por pereza pero se veía incapaz de devolvernos la cordura. La Tierra es azul y no hay nada que hacer.
Y allí seguimos. Y aquí, por lo menos, que estamos.
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