martes, 28 de octubre de 2014

Paseos desnortados

   Tienen estos paseos desnortados, a falta de mucha gracia, otras no menores ventajas. Al menos para el que les va dibujando (bien que con mano torpe) en el mapa de su sinrazón.  

   Ya que es cierto, Luis, que el único concierto que con el tiempo han adquirido estas historias (qué historias, tan solo parrandas cuando no patrañas), el único orden que poseen es el que les marca el que esto escribe. Qué otra cosa ha de esperarse sino caos.

   De aquí para allá te tengo desde hace ya más de dos años, fieles ambos a nuestro compromiso. Hay días en los que te pasará como a mí, que dudo si merece la pena el esfuerzo.

   Y aún así.




   Y aún así este amasijo de ideas contadas con un estilo tan empecinado tienen, al menos para mí, sus ventajas.

   Al ser tan grande el lío y tan difusa la trama, el que esto escribe se puede permitir usar todas las voces narrativas aunque a cuento no vengan, explorar sin pudor los distintos subgéneros, agrandar las elipsis hasta sobrepasar lo razonable, inventarse desvergonzado vocablos, rediseñar figuras, hilar subordinadas sin notar el cansancio. 

   Una vez vencida la primera prevención, el miedo al ridículo (tan sabio consejero) pierde fuelle y mira, pasa lo que pasa.





   

   
    




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