Vaya temporada rara que llevamos. Ya no sabemos ni cuándo empezó. Va el barco de aquí para allá, llevándonos. Nunca habíamos sentido ser tan poco dueños de nuestras vidas. Y así, cuando no es una cosa es otra.
Me vienen estos sencillos razonamientos por el hecho de que llega la familia. Está al caer, desde, al menos, dos puntos cardinales. Viene, además, Jimmy y su familia, compuesta por su amadísima esposa Carmen, su tesoro Candela y una cosita-joya, cómodamente instalada en la tripa de su esposa. Ya tenemos otro punto cardinal cubierto. Si nos atenemos a la gradación de primer nivel, solo nos quedaría el Norte, el cuál, ya sabes, no hay que perder.
Y por inmiscuir más a esta bitácora en la situación, por si ello hiciese falta, que yo lo dudo, viene también aquel amigo que entró en aquí de casualidad, aquel amigo de los diez años. Armando, al que aquí apellidamos Guerra.
Y claro, con todo ese batiburrillo no puede uno más que pensar.
Los críticos de hoy en día ponen especial énfasis cuando escriben su crónicas en que la obra que comentan esté escrita con un estilo sencillo y claro y las palabras justas. Han pasado a ser esas carácterísticas no deseables sino imprescindibles. En cada suplemento cultural lo tenemos que leer varias veces. A ti también te he oído parecidas razones. Y entonces es cuando me pregunto: ¿Pero qué hacemos aquí? Si este es el lugar de las ideas inasibles, la palabras revueltas, la duda por vocación no cartesiana sino infantiloide, los juegos con las reglas blandas, los fuegos que son a la vez de artificio y fatuos. Y los apelotonamientos. Y los restos de fábrica.
Por ponerte un ejemplo (si toda esta bitácora no lo fuera ya, y bien significativa) hoy, en el mensaje en el que me anunciaba su vuelta a Silos, después de tantos y tantos años, Armando me hablaba de la huida hacia adelante que supuso el trabajo para él, después de su viudedad. Esa es la palabra. Sencilla, clara, perfectamente definidora de lo que a él le sucedió. No hay trucos que valgan, no hay mecha que prender. Está estrictamente acotada en el diccionario de la RAE. Pero...
Esta es la historia de Gulliver por los siete mares así que nada puede ser tan sencillo. El Capitán marino se ha quedado colgando de una liana de frases rotas. ¿Vendrá "liana" de "lío"? ¿No más le faltaba al muchacho?
Piensa en el significado que tiene para él la palabra "viudaded". Un concepto que para nada se parece al que tendrá, sin duda, para su amigo Armando. La misma palabra y qué diferencias en intensidad, en significado, en abanico de matices. Joer.
Hoy toca un vallenato que quizá ya te haya puesto. Pero me da igual.
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