Nosotros no nos perdíamos un episodio. La música, ya te decía, era genial. Muy de lo último. Paso de buscar en Google su banda sonora, que el tiempo apremia, pero seguro que sonaban los HoodoGurus, los Replacemens, gente de ese pelo. Además estaban las chicas que eran todas soberbias y no te digo ya cómo estaban. Y el estilo de vida de lujo de piscina multicolor. Tanto a esto como a lo de las chicas, el clima ayudaba bastante. Y también estaba esa moral lerda, de peseta, que los protagonistas hacían lo posible por esconder. En fin.
Y luego estaba lo que a Jimmy y a mí más nos gustaba. Así que nos pasamos los dos una temporada (que espero y deseo no fuese excesivamente prolongada) entrando a los bares con las piernas separadas, los brazos estirados hacia adelante, las palmas cogidas con fuerza y los índices juntos, apuntando a varios sitios, alternativa y sucesivamente. "Al suelo, al suelo". Nos agachábamos detrás de las mesas, corríamos hasta pegarnos a una pared, nos cubríamos las espaldas. Y así llegábamos a la barra y nos pedíamos unos aguachirris. En fin. Que estábamos ya talluditos para tales chorradas.
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