martes, 31 de marzo de 2015

Zona B (dos)

   No sé el motivo pero en esta zona sí que nos da por buscar el coche que, ya no sé si te acordarás, habíamos perdido. 

   Llegamos de noche a calles estrechas, con soportales. Húmedas. A veces creemos haberle encontrado pero es falsa la alarma. Miramos al suelo por intentar descubrir esos triangulitos que dejan los de la grúa, para avisarte de que se te han llevado el coche. Esos triangulitos que tan mal sientan. Son de diferentes colores (¿según el día?). Naranjas, rojos, amarillos y verdes les tienen. Algunos encontramos pero no nos proporcionan información, no sé explicarlo. 

  Otras veces, en vez de mirar el suelo, miramos hacia arriba.



   También en esta zona hay pasadizos. Yo creo que es en la que más hay. 

   Unos te llevan a otras calles gemelas. También húmedas y grises. Otras alcanzan a las traseras de una edificación enorme, rodeada de jardines, que, en el sueño, me parece que es el Alcázar de Segovia pero que el Alcázar no puede ser porque no hay un camino de tierra en sus traseras. En fin. 

   Otros pasadizos, los de la dirección contraria, te trasportan, después de haber atravesado salas y salones de abigarrada nobleza o de rancio abolengo, hasta una balconada inacabable, sobre el río Duero. 












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