martes, 20 de noviembre de 2012

Pixies

   Que sí, que sí, que va de gnomos muscarios.



   Quizá sea este un mecanismo de defensa para alejarme un poco de la cotidianeidad de esos días tan aciagos. La frente despejada, el pecho abierto, la moral alta, intento. Y me sale casi siempre. Pero a nada que empiece a pensar en mi hermana Nines... Huérfana de 45 años, que suena raro pero es que es la más huérfana de los hermanos. Siempre fue "la niña". Última en nacer (mi madre tenía la misma edad que ella tiene ahora cuando la parió), la más desvalida. Con 14 y 11 dioptrías en los ojos, respectivamente, malísima comedora, hiperprotegida, nunca voló del nido... "La niña". Ahora sólo nos tiene a nosotros, aquí en Burgos. Yo siempre fui su hermano predilecto, eso sí. Con el que más se peleó en la niñez, que eso une mucho. Y para una vez que me necesita voy yo y me pongo cojo.

   Así que, para insuflarme un poco más de moral, malroto a uno de mis grupos predilectos en un post que preveo breve y sin chicha, que se me van los días en subir, bajar, subir, bajar del hospital, cuando habría tanto que contar de ellos y de mí con ellos. Pero ya volverán a este País Musiquero. Te lo aseguro o te lo advierto.

   Los duendes de hoy tienen nombre de duende y orejas de duende. Y además tienen mucho duende. Se llaman los Pixies, para lo del más inri. Y son lo que me ponía en Pucela, ya viviendo yo sólo, en la plaza de las Batallas, ya te contaré, mientras me acicalaba para salir a la guerra. No había entonces nada parecido a ellos, con sus ritmos y sus antirritmos, con su desfachatez, con su humor.

  En fin, como con toda intención preguntan en la canción, ¿dónde está mi mente?.


   Coño. Es lo bueno de estar bicheando por el youtube, que se entera uno de que los gnomos creen y ensanchan. ¿A ver si voy a ser yo uno? Norma de uso: prestar especial atención a los aullidos de la princesa. Yo es que la quiero para mí.






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