Quizá se deba a que ando sin balas en la recámara, por falta de tiempo, no de candidatos, por lo que me temo que los próximos gulliveres van a salir entre mustios y apresurados. Aquello de la ausencia de chicha. Pero no cejo en mi intento de que consumas, como con esos ya famosos plátanos tuyos, uno al día, al menos los laborables.
Aunque a veces, a menudo, me asaltan las dudas de si estos intentos de que te sumerjas en la música moderna sirven para algo más que obligarme a escribir mis chorradas. Pero que no cunda el desánimo, caso omiso al desaliento.
Hoy te traigo un éxito relativamente reciente, que conocerás más que de sobra. Año 2006. La hoy ya malograda Amy Winehouse edita un álbum con el sugerente nombre de Back to black (volver a lo negro). Millones de ventas, montoneras de grammies. Una canción destaca sobre el resto. Tiene un título sarcástico. Rehab, que es la abreviatura anglosajona al término "rehabilitación". Moriría cinco años después, sin haberse rehabilitado nada de nada. Moría a los 27 años, edad ya casi establecida para que se mueran los mitos, esos que dejan cadáveres hermosos y patatín. Así lo hicieron Brian Jones, Hendrix, Janis, Morrison, Corbain. Unos con más intencionalidad que otros pero todos con un montón de mierda en las venas. Con la Winehouse pasará lo mismo que con el resto. Reediciones, rarezas, nunca faltarán rosas en su tumba. Sin ir más lejos, acaban de sacar el ya típico At the BBC (aunque la cadena no pase por sus mejores momentos, estas así conocidas suelen ser recopilaciones de las actuaciones en sus programas hechas con gran calidad).
A mí, con esta mujer me pasa como con muchas otras, aunque no sean estrellas tan rutilantes. Me parece que tiene una fealdad pero que muy bella. Incluso cuando deambulaba y se despatarraba por el escenario, más borracha que un lemur y con el cardado a lo Marge Simpson temblando de puro vértigo en su cabeza. Corren infinidad de vídeos por la red de tan penosos momentazos pero no creo que este sea el lugar apropiado para darles mayor difusión. Sí que incluyo, en cambio, el vídeo oficial de la canción.
Mas, claro, hablábamos (en este estricto monólogo) de versiones y a ello iba. Y de hecho a ello voy.
Y lo hago con un extraño juego de espejos. La misma canción pero en vez de bella durmiente (más bien bella difunta) salen a la palestra unos eternos moribundos, más feos que el granadino Picio, con pinta de haberse bebido y fumado varias cosechas, pero de un modo mucho más pausado y saludable, lo que les de ese aspecto de entre inmortales y que la van a palmar en el próximo cuarto de hora. Responden al preciso nombre de los Joviales Muchachos y tienen un maravilloso disco de grandes versiones en clave de reggae. Clásicos de Blondie, de Lou Reed, de Steely Dan, de New Order, de los ya aquí conocidos The Stranglers, de Iggy Pop... Con todos ustedes, desde Jamaica...
The Jolly Boys.
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