lunes, 11 de marzo de 2013

María Coma

   Después de unos días de despelote total, creo que voy a centrarme hoy en uno de los aspectos elementales que conforman esto del gulliver: lo musical.

   Pero ocurre que hasta con lo musical me sucede, que ya no sé si forma parte de la ficción gulliveriana o de la cruda y de veras increíble realidad. Leo en un periódico digital que un millón de personas han firmado una petición para que Cospedal vuelva a contar el chiste del finiquito. Yo, que soy de cintura lenta, enseguida me he acordado del Finiquito de la Calzada, jaaaar, y he creído estar soñando. 

   Así que se mezclan realidad y fantasía, pasen y vean, menudo circo que tenemos montado. Eso sí, necesitamos gladiadores en el paro, que salen más a cuenta, que las fieras tienen hambre y necesitan carnaza. ¿Cómo dice, señora? ¿Una escabechina? ¿No sabe usted que el circo nacional se sumerge en el mismo acervo cultural de lo que somos y venimos siendo? 

   Blablabás chasquea los dedos como que estuviese todo ya muy claro. La mujer se da la vuelta triste y se aleja en silencio.

Blablabás
   La canción de hoy también tiene su punto entre político y social. Además, en catalán, el idioma del enemigo. Una gran canción. Un mundo de locos.



   
   Porque los corazones de las personas son de acero inoxidable.

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