Podemos también, en este festival de la alegría, meternos en los jardines de los deterioros mentales. El olvido, la desidia, las rencillas, la locura, la pérdida de la razón entera. O que no se dé del todo esa pérdida y nos lo notemos pero no seamos capaz de compartirlo.
Las caídas, las incontinencias y las impotencias, el hartazgo de los cercanos.
Joder, macho. Casi que nos quedamos en Segovia otro rato.