lunes, 11 de noviembre de 2013

Sensatez

   Este fin de semana hemos celebrado en el pueblo las fiestas de san Martín. Pese a haberme portado bastante decorosamente, una nube de resaca me tiene la cabeza colonizada y así es difícil, Gulliver.




   Lucía lleva una semana dándome la matraca con eso de que me porte con decoro.  La verdad es que ha tenido que ser bastante traumático para ella. Estar con sus amigas de fiesta y ver como, de repente, su padre se sube al templete de los músicos y se canta íntegra aquella de "Arde la calle al sol de poniente". O que te toque el bingo, con la carpa abarrotada en la sobremesa de la gran alubiada popular , y que cuando subes a por el lomo embuchado que te corresponde de premio, tu padre, con ese vozarrón que se le pone, convezca a todos de hacer la ola, "hola fondo norte", "hola fondo sur". Así que, justo después, cuando empieza el karaoke, no me extraña que Lucía esté muy cerca de entrar en pánico.  

   Este año, en cambio, he sido bastante bueno, en lo que a este tipo de acciones respecta. Y me he venido para casa, cansado pero contento, mucho antes que la propia Lucía y que su madre. ¿Te imaginas que esté adquiriendo la debida sensatez?


  




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