miércoles, 6 de noviembre de 2013

Yin. Absorción.

   Esa era la idea que veníamos buscando. 

   La mujer te absorbe. Te aspira, te zampa. Terminas teniendo esa sensación en la cabeza mientras los dos os movéis medio acompasados, entre gemidillos. La de ser comido, la de dejar de existir, la de que te está digiriendo todas las tristezas y los miedos y los odios y las rabias.

   Luego, cuando lo del cúlmen, notas como te vas vaciando por dentro y por fuera, se te desmadeja el cuerpo y, en fin, que pues qué bien. 

   Eso sí, va a quedar un poco raro cuando diga lo de "absórbeme, muñeca".





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