Cómo cambia la medida del tiempo con los años. O lo que cambia es solo su percepción y el terco reloj se empeña en ser exacto hasta la prudencia, matemático, irreal, cruel.
Así debe de ser, ya que, por poner otro ejemplo que nos es propio, no me puedo creer que tú y yo nos conozcamos desde hace apenas media docena de años (aprox., soy un pésimo cronometrador, entre otras múltiples, amplias y quizá más perniciosas carencias). Me imagino que el andar contándonos nuestras vidas, de un modo u otro, hace que ese tramo vital se aquilate, tanto en mérito como en realidad, y, bueno, qué quieres que te diga, a mí me parece conocerte desde hace mucho.
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