Mas no se desalienta ya a estas alturas el muchacho navegante. Ni aún por esas. Ni por los errores cometidos ni (y eso sería más lógico) por los muchos que le restan aún de cometer.¿Qué fue de aquel Gulliver sangreherido, al que a la mínima ráfaga le tumbaba la vergüenza?
Aunque anda el mostrenco estos días repensando y repensándose. Y se le está haciendo bola el asunto. Y es que se da cuenta de que ha remansado en esas aguas mansas de su llegada al trabajo y no parece dispuesto a salir de allí si no se personan los geos.
Plácido lugar el monasterio, eso te lo reconozco, donde además vivió muy diversas situaciones, llegándose incluso a enamorar. Hoy, esas casualidades, cumple años aquella chica hermosa y a los escuetos deseos de felicidad vía mail que el Marino le ha enviado, ha correspondido contestando la muchacha con una pantalla entera llena de "lindos". "Lindo, lindo, lindo, lindo...." Y el Marino... pues que se ha emocionado.
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