viernes, 21 de marzo de 2014

   Seremos breves hoy también, Luis, que ya es viernes y no es cuestión de retomar Pucela por donde la dejamos, que vete  a saber por donde. Tendré que sentarme este fin de semana conmigo mismo. Y ponerme muy serio. Vamos a dialogar, Joselito. Así, en ese plan. Un tú a tú que no parezca mucho un yoyo. A ver si de una puta vez me convenzo de que no pasa nada, que el pasado es inocuo, que igual si hago un esfuercito.

   Así que seamos breves pero confusos, como dice un amigo mío. Y volvamos al jardín, y esto ya se acerca esto a la mariconada, tanto brotecito y tanta vaina.

   Pero es que no veas cómo está la parra de botones a punto de reventar, no veas como está el begonio. 

   El begonio no es un begonio, ya te imaginarás. Es una forsythia pero que tiene hincadas sus raíces en un poquito de las cenizas de mi hermana y me da a mí que ella la alimenta y se pone contenta ya que le encantan las flores amarillas. Luego  me doy cuenta de que mi hermana está muerta pero eso es lo de menos. Me sirve para acordarme de ella. Como que hicese falta nada para que me acuerde de ella. 

   Hala, Luis. Ya me puse peripatético.






No hay comentarios:

Publicar un comentario