Como nunca hay dos sin tres, te hablaré hoy de una fiesta más, que bien pudiera haber cambiado el rumbo de los acontecimientos, por decirlo brevemente. No recuerdo demasiados detalles de esa noche por lo que sería la típica fiesta de música y alcohol, en casa de noséquién. Es curioso que me acuerde, en cambio, de que lo que sí que había eran muchos cubos de agua por allí, ignoro con qué función.
Corte a negro.
Coco y el Marino huyen de la fiesta. En el guion nada se dice de las causas así que no aventuremos.
Llegan a su destino y Coco no tiene las llaves.
El Marino intenta no poner cara de descreído. A estas alturas. Los ojos de Coco muestran tan poco sosiego que Gulliver no puede dejar de creerla.
Se paran unos segundos a pensar.
Quizá les da la risa tonta.
El muchacho saca una tarjeta de su cartera. Los recursos, siempre los recursos.
Ya a la tercera tarjeta que se les casca, por la aceleración, al querer forzar la cerradura, empiezan a llegar los otros, de la fiesta.
Un cruce de miradas que permanece intacto en mi memoria.
Corte a negro.
- o-
Este es Chuck Prophet, el de la música de hoy. Inquietante animal.
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