viernes, 14 de junio de 2013
¡Abordaje, Luis!
Se oyen gritos teñidos de amenaza, en lengua desconocida y ronca, que dan más miedo. Se confunden con las súplicas y los lamentos de los suyos. Es evidente que está siendo el barco atacado. Que el barco está herido. Pero el niño capitán, pese a ser su patria, mejor dicho pese a ser su lugar, pese a querer a su barco como a una antigua amada, no llega a desperezarse. No lo logra. Los sueños le tienen aún cogido al secreter, atado porque no quiere despertar. Y eso que se trata de una pesadilla. De esas que te pasas todo el día huyendo, venga que dale, sin resuello desde la primera REM, y van horas desde eso. Huye en sueños el marino para llegar antes o intentar llegar cuanto antes. Cuanto antes mejor. Pero no sabe a dónde. Será por eso que pertenece al género fantástico, la pesadilla. Sonríe entre babas Gulliver, ante estas evidencias, mas... los gritos cada vez más cerca, la cabeza pesa como una cordillera y, encima, sonríe el niño grande.
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